martes, 9 de abril de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (LXVI)"


Javier:
 

Un fallo técnico de mi portátil, que a menudo se comporta como un cacharro el pobre, además de que su dueño no es precisamente un experto en manejos informáticos, borró una respuesta que había preparado al efecto.
 
Ni que confesar que no soy experto en la obra de Giordano Bruno; tampoco, en conocer al pormenor el caso de su conflicto con la Iglesia católica, controversia mortal pues le supuso ser quemado en la hoguera.  Lo cual es lo que me jode, ciertamente: no es poca verdad que hay que situarse en la mentalidad de la época, en plena Cristiandad de Occidente aún pero “amenzada” ya por los aires de la Reforma, y situarse por ende en una sociedad incapaz de reconocer los derechos humanos, las libertades civiles, la libertad de conciencia… Todo esto es cierto pero amigo, la santa madre Iglesia utilizaba entonces, y los utilizó hasta bien entrado el siglo XIX, unos métodos represivos, coercitivos, punitivos…
 
La Iglesia católica al parecer no ha rehabilitado del todo al exdominico italiano, cuyo pensamiento sigue considerando errático, heterodoxo y hasta no poco herético. Por panteísta y racionalista sobre todo, y por cuestionar también la autoridad de la Iglesia. Con todo, creo que sí ha reconocido al menos que los métodos que usó en aquel entonces para “llamar a capítulo o al orden” al exfraile italiano, no fueron precisamente los más humanos por evangélicos.
 
Nada más. Buen día.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Cómo pudo cambiar tanto el mandato de Jesucristo a Pedro?............Es algo que yo no me lo explico, quizá por eso los cristianos no seamos creibles.Saludos

ayporquenosoycomodonquijote dijo...

Se lo escuché una vez, Charo, decir a D. Antonio Palenzuela, obispo católico ya fallecido: "El gran problema de la Iglesia católica en España es que no es creíble".

Saludos. Te debo unas cuantas visitas, a tu acogedor blog, prístino de espiritualidad cristiana y buen gusto decorativo.