miércoles, 8 de mayo de 2013

"Roberto Carlos le cantará el papa Francisco"


Roberto Carlos es muy bueno en su género o estilo (música ligera, canción romántica); qué digo bueno: para mí, hoy por hoy sigue siendo el mejor de la canción melódico o romántica en todo el ancho mundo iberoamericano. El brasileño de oro Roberto Carlos (de oro porque su fortuna personal debe ser asombrosa, en el país de las favelas y los meninos de la rúa...)  se declara -o declaraba- católico, católico de línea muy conservadora; quiero decir, conservadora en su visión de las finanzas, no sé si en su visión de la moral sexual (sospecho que no, particular que no me importa).


Esto es: Roberto Carlos pasa por ser o haber sido uno de los brasileños más ricos, en un país de enormes desigualdades sociales aún y que cuenta con algún que otro puñado de megamultimillonarios que se sitúan entre los más ricos del planeta.

Nada de la cultura brasileña se entiende sin la música, sin la MPB, de la que Roberto Carlos no es uno de los principales valedores. Entonces, si resulta que Roberto Carlos es un neoliberal de campeonato, un tremendo capitalista de la música, y tratándose de un país como Brasil, ¿cómo es que no se ha tratado de contactar con otras figuras sí de la MPB, más representativas, como Milton Nascimento, por ejemplo, cuya música está muy ligada a la tierra, al Amazonas, a la típica mezcla étnica y cultural brasileña, y a la Teología de la Liberación?

En realidad, no soy tan ingenuo como parece, me creo: los principales representantes de la MPB (música popular brasileña) no son precisamente muy afectos de la Iglesia católica. Es decir, los Caetano Velolso, Gilberto Gil, Chico Buarque de Holanda, Elis Regina (ya fallecida, hace décadas), María Creuza, Gal Costa, Toquiño, más los más veteranos Tom Jobin, Vinicius de Moraes (también fallecido), o los más jóvenes Chico César o Carliños Brown (tampoco tan jóvenes), no son, me parece, especialmente afectuosos con la Iglesia católica; como no sea con ciertos aspectos o dimensiones de las comunidades cristianas de base, que suelen escorarse más a la izquierda de lo que se escora el estupendo cantante Roberto Carlos (de todas formas, Roberto Carlos me gusta mucho más que Julio Iglesias, me parece musicalmente mucho más brillante el brasileño que el español, vamos, ni punto de comparación para mí), que más bien se escora, y mucho, hacia la derecha más extrema brasileña.

Pero comoquiera que sea, ojalá el papa Francisco, en el Encuentro Mundial con la Juventud en Brasil este verano de 2013, sea capaz de suscitar (en verdad, el Espíritu de Dios a través del Santo Padre) numerosos frutos de muy testimonial vida cristiana. Y que Roberto Carlos le cante bien al Papa. 

La Iglesia y el mundo los necesitan como agua de mayo.

Luis Henríquez. 8 de mayo, 2013.




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