jueves, 23 de enero de 2014

"Sostiene monseñor Reig Pla..."

Afirma monseñor José Antonio Reig Pla -obispo español que ha ocupado responsabilidades episcopales importantes en comisiones de defensa de la moral y de la familia católicas- que "el feminismo ideológico es un paso en el proceso de deconstrucción de la persona (cursivas mías).la voz de los obispos católicos 

Así es. Solo que ello, monseñor Reig Pla, no es solo consecuencia de la labor "de zapa" de gobiernos laicistas como los del PSOE contra los valores de la tradición judeocristiana (facilidades para el aborto, el  divorcio, la homosexualidad activa...) sino que viene a ser consecuencia de una Iglesia católica atestada de "feministas radicales o ideológicas". Y si es así, es porque ustedes, los obispos -no sé en tu caso cómo ha sido, si has consentido esto o no- lo han consentido, por activa y por pasiva. 

Como han consentido -y siguen consintiendo- que toda una caterva de progres, mundanizantes, arribistas, enchufados, antinatalistas, figurones, espiritualistas desencarnados, trepas y demás CAMPEN A SUS ANCHAS EN LA IGLESIA, a menudo ocupando la escuela católica, las facultades teológicas... 

Es culpa de ustedes, principalmente, la situación generada; es decir, es de todos -mía también-, pero principalmente de ustedes, que son los que "cortan el bacalao" en la Iglesia. Y que son los que han recibido de Dios el mandato de pastorear, de aconsejar, de estimular en la fe, de enseñar la recta doctrina... Me parece a mí.


Postdata: imagínate, monseñor Reig Pla, que los eclesiásticos de la Diócesis de Canarias que han pasado de mí, como del agua sucia, lean esta breve reflexión. ¿Servirá de algo?, ¿cambiará en algo lo que impera en la Iglesia católica en la actualidad?, ¿se decidirán a meter tijera entre tanto trepa, burócrata, mediocre, mero enchufado, figurón, mundanizante, arribista, antinatalista, feminista proabortista y demás, y de paso serán justos conmigo, por una vez, según creo que merezco que se sea justo conmigo, merced a mi trayectoria militante, a mi fidelidad al Magisterio, a mi formación interdisciplinar, a mi apuesta por la familia cristiana solidaria, espiritual y abierta a la vida -cosa que ni la gran mayoría de tecnoburócratas enchufados eclesiales parece tomarse en serio-, a la generosa e idealista renuncia a un trabajo que hice cuando ingresé en el Seminario Diocesano de Canarias...? 

Más aceite da un ladrillo, ¿verdad, monseñor Cases Andreu? ¡Hipócrita!, ya te llegará tu hora, hermano, no creas que no, mediocre y trepa, que no eres más que un mediocre y un eclesial muy trepa, que no ha tenido ni el respetuoso detalle de contestarme, de recibirme, ¡hipócrita! No creas que todo va a ser en tu vida de campanudo mediocre e hipócrita ejemplar el ejercicio del poder y el poder y el figurar y el figurar... 

Tales eclesiásticos deben tener el corazón tan duro que lo tienen ya como piedra, o como de piedra. Como piedra inmisericorde -valga la imagen literaria-, sí, ni siquiera como la cantada por el gran poeta zamorano León Felipe: "como tú, piedra pequeña como tú, piedra ligera como tú..." Y encima muchos exigen tratamiento reverencial: "Sí, su ilustrísima, sí, eminencia..." Habráse visto: ¿Entiendes entonces por qué, monseñor Reig Pla, muchas personas prefieren tratar de ser felices, desde la alegría, el buen humor, la buena onda, el estado psicoemocional alegre, o la admiración por el cine de Jerry Lewis, que no es que sea Buster Keaton, cierto que no, pero bueno, no está nada mal? ¿Lo entiendes, Reig Pla? Cierto que hay mucha indiferencia social, mucho egoísmo, mucha alienación en las masas -ya lo vaticinaba, como proféticamente, hace casi un siglo, nada menos que el filósofo español José Ortega y Gasset-, pero la gente lo que está más bien es asqueada de ustedes, ¿o no lo entiendes aún, hermano? A-s-qu-e-a-d-a. 

Y cualquiera no: piensa, si no, en la miserable indiferencia, digna del más mezquino de entre los humanos, con que me ha tratado tu colega Cases Andreu, su ilustrísima encima, échale mojo, hermano. ¿Entiendes? Por esto mismo me resulta más creíble por sincero un ateo impío como Fernando Savater -con cuyo pensamiento mucho discrepo, ciertamente, y también mucho converjo- que un obispo mediocre, trepa, figurón e hipócrita como tu colega al que acabo de referirme, Reig Pla.

En fin, menudos hipócritas, verdaderamente engañados por el Maligno: la escuela católica, las facultades teológicas, los docentes de Religión católica para la escuela pública, los centros culturales confesionales católicos deben ser plataformas y sujetos activos para la nueva evangelización, para el ejercicio o despliegue del compromiso militante o evangelizador en fidelidad al Evangelio, la Tradición y el Magisterio, y empero resulta que la gran mayoría de esas plataformas y de sus sujetos activos son lo que he dicho: trepas, burócratas, enchufados, figurones, mediocres, mundanizantes, arribistas, antinatalistas... en tanto yo, antes de denunciar todo esto (durante 7 años de infructuosa solicitud de ayuda y de comprensión a las autoridades diocesanas canarias, y allende nuestros límites diocesanos), solo merecí indiferencia, rechazo, ninguneo, desprecio; y obviamente, desde mis primeras denuncias hechas públicas hasta aquí (desde primeros del 2012 hasta la fecha), más indiferencia, desprecio, rechazo, difamación...

De modo que siendo esta la realidad eclesial, monseñor Reig Pla -al menos, buena parte de la misma-, ¿cómo ha de tomarse uno tus palabras, distinguido monseñor? A mí, algunos amigos y amigas me dicen: "No te rindas, no es en vano tu lucha, Dios está contigo, y María te acompaña... Dios te hará justicia, no te rindas, la Iglesia está podrida, ya lo sabemos, pero ya esto estaba escrito, predicho en profecías: la Iglesia mundanizada y como engañada por Satanás será piedra de escándalo..."

Pues eso, amigos y amigas: gracias, sí, que tampoco es tan duro el vivir ignorado, ninguneado, despreciado y machacado (hipérbole o redundancias aparte) por tamaños eclesiales hipócritas, pero conste al menos la denuncia, que vale por lo que vale. Me temo que personajes como no pocos eclesiásticos católicos, de tan engañados que están por el Maligno, se iban a descojonar de mis quejas, o casi, de mis cuitas, de mis críticas eclesiales, de mis penas...  

En verdad, no puedo más que considerarme un pecador, pero la visión de lo que abunda en esta Iglesia católica actual me lleva indefectiblemente a considerar las vidas de católicos de la valía de Marta Obregón (española violada, ultrajada y finalmente asesinada hace algunos lustros, a pocos días de su 23 cumpleaños), de san Rafael Arnaiz (monje trapense, fallecido, a consecuencia de complicaciones de su diabetes, con 27 años), de santa Teresa de Lisieux (fallecida a los 24 años, patrona de las misiones, doctora de la Iglesia...), de santa Gianna Beretta Moya (médico pediatra italiana, fallecida a los 39 años de edad, por las complicaciones derivadas de su cuarto embarazo, y asimismo todo complicado por causa de un tumor que padecía), de Bárbara Castro García (joven andaluza fallecida a los 31 años, por causas y  
circunstancias similares a las sufridas por la italiana Gianna Beretta Moya)...

Eclesiásticos de la Diócesis de Canarias que habéis pasado de mí, como del agua sucia, ¡la escuela católica no evangeliza, señores, es ya esperpéntica!, por no hablar del testimonio cristiano de los que enseñan en el ISTIC: a ver cuántos de los que ahí están han construido matrimonios cristianos verdaderamente militantes: solidarios, espirituales, abiertos con generosidad a la vida...! Salvo honrosas excepciones de rigor, en la escuela católica no se evangeliza, esto es, no se promocionan militantes, no se promociona la familia cristiana, que es iglesia doméstica, escuela de solidaridad, espiritualidad conyugal compartida y generosa apertura a la vida. Y siendo así, ¡ustedes han pasado de mí, corazón de piedra inmisericorde el de ustedes! ¡Hipócritas! No es que no haya sido merecedor yo de una ayuda de ustedes, es que no he merecido ni ser escuchado, oído, tenido en cuenta.

Qué pasada más grande, la verdad. Y qué impotencia. 


23/1/2014. Luis Henríquez: profesor de Lengua y Literatura españolas, escritor, bloguero, militante social.


6 comentarios:

Unknown dijo...

Todo lo que vaya encaminado al egoísmo e individualismo no puede sino ser un atajo a la destrucción del plan de Dios y poe ende al sufrimiento de otros ya sea política, ideología, religión, social o culturalmente... situación que afecta contrariamente no a uno sino a quienes en al mayoría de los casos menos debían padecerlo

ayporquenosoycomodonquijote dijo...

Gracias por tu comentario, Gabriela -y ya no sé cuántos llevas, pero sí que deben ser muchos, y bienvenidos todos, de veras-.


Un abrazo.

KaosHispano dijo...

Mucho caradura, y carapinga como el ago, y tipos mediocres que no servirian ni de conserjes en un centro catolico, ESTAN CHUPANDO MANDANDO y jodiendo a todo el que les haría sombra o le recordaría lo que son... PLATAFORMAS YA DEL MUNDO, DEL INICUO, EN SU GRAN MEDIDA.

THE END. F I N .

ayporquenosoycomodonquijote dijo...

La crítica está ya hecha, Alejandro, y los "hipócritas" la conocen bien; pero no se puede hacer nada más...

ayporquenosoycomodonquijote dijo...

Si bien, por más que la crítica esté formulada, no deja de ser PATÉTICA la realidad de la Iglesia católica: el Demonio hace de las suyas en el seno de la Esposa de Cristo; y por eso, al tiempo que a mí me han puteado, humillado, ignorado, machacado, humillado y hasta difamado tales hipócritas, siguen ENCHUFADOS en la IGLESIA tantos trepas, burócratas antimilitantes, figurones, mediocres, mundanizantes, arribistas, feministas radicales, proabortistas, antinatalistas y demás.

Por eso en no poca medida la Iglesia católica, de tan mundanizada que está, de tan sosa que se ha vuelto, más parece una farsa que otra cosa.

Penoso todo. Pero esta situación ya estaba vaticinada; acaso forme parte del plan de Dios previsto para los "tiempos apocalípticos o finales".

ayporquenosoycomodonquijote dijo...

Y claro, si denuncias todo esto, pues te siguen difamando y marginando:que si loco, que si resentido, que si mal perdedor... Memeces que, entre otros, sé que lanza contra mí un auténtico ultrarrácano visceral de cuyo nombre no voy a acordarme, bien instalado, profesionalmente hablando, en la comunidad eclesial, y que...

Bueno, bueno...