martes, 16 de septiembre de 2014

"Luz entre las tinieblas"










De una bitácora alojada en Infovaticana, me ha gustado este comentario firmado por Javier. Lo reproduzco casi tal cual; únicamente, añadiré algunas correcciones ortográficas o de distribución de los párrafos que acaso puedan ser pertinentes. Ignoro todo de Javier, salvo que debe ser ciudadano argentino, y que ha vertido su opinión en un blog titulado Wanderer, a mi juicio muy bueno, de una gran altura intelectual. Muy crítico con el papa Francisco, al que empero considera legítimo sucesor de Pedro: esto es, no estaríamos en ningún caso ante sede vacante y sí ante sede chabacana. Es el que sigue: 

Javier dijo...


¿Es correcto enfocar el problema en Bergoglio?. 

Porque fuera de los lectores de este blog, todos los católicos están muy contentos con Francisco. Es lo que esperaban. Ratzinger no les gustaba, no lo entendían. Ni siquiera apreciaban sus cosas progres -como la comunión a Roger de Taizé-, porque eran demasiado rebuscadas para el público masivo. La gran masa católica estaba esperando a Bergoglio, o a alguien así. Si no hubiera sido Bergoglio, hubiera sido otro. Menos grasa, menos populista, menos porteño, pero en el fondo lo mismo. La gran masa de católicos no tiene ganas de oponerse al matrimonio gay. De hecho no sabe por qué habría que oponerse a eso. La gran masa de católicos no entiende por qué demonios está prohibido fornicar, y el uso de esa palabra le resulta de pésimo gusto. La gran masa de católicos sabe que los anticonceptivos están para usarse, y que eso está bien, punto. La gran masa de católicos no sabe lo que es el pecado original, y no se quiere enterar, y ha convertido el bautismo en un hecho social desprovisto de cualquier otra significación. La gran masa de católicos ni siquiera sabe bien qué es el pecado. La gran masa de católicos está convencida de que el Infierno era un invento medieval para dominar las conciencias, y que hace rato ha sido derogado. Para la gran masa de católicos el mal es destruir el planeta, discriminar, y ser fundamentalista (que no saben qué es, pero sí que intuyen que debe ser algo horrible).


Con lo cual, no sé si el problema es Bergoglio. El problema me parece que es que la Iglesia Católica se ha convertido en otra cosa, y nosotros nos aferramos a los pocos signos que nos hacen creer que sigue siendo Católica (algunos obispos pasables, algunas liturgias dignas, algún sermón ortodoxo). Pero esos signos no dejan de ser especies en extinción toleradas en reservas ecológicas. La evidencia parece indicar que la Iglesia Católica ha dejado de ser Católica, para todos los fines prácticos. Con Bergoglio o sin él. Eso si, conserva la Sucesión Apostólica, y las promesas hechas a Pedro, y a eso habremos de aferrarnos.

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