sábado, 25 de octubre de 2014

" 'Tucho' para los amigos"

luis . henríquez
Tu comentario está pendiente de moderación 


Palabras premilinares para este artículo si traigo a colación que el americanismo trucho,-a aparece recogido como voz colombiana en el Diccionario del español de América, título clásico de Marcos Augusto Morínigo por lo que dice a los estudios lexicográficos sobre el español hablado al otro lado del Atlántico, en toda esa parte hispana de América continente que denominemos Hispanoamérica, hija y a la vez hermana de España. En el hermoso país cafetero, trucho es astuto, pícaro, generalmente aplicado a personas. Marcos A. Morínigo no recoge la palabra tucho, que aparecerá a lo largo de este artículo nuestro. Y ciertamente, sorprende el dato o hecho de que habiendo sido Marcos A. Morínigo director del Instituto de Filología en Buenos Aires, trucho aparezca en su diccionario como un colombianismo, cuando al parecer en la actualidad se usa también en Argentina y en México como término coloquial despectivo con idéntico significado: astuto, pícaro, listillo, incluso trepa social. (De todo lo cual que señalo se encuentra información en Internet).

Ignoro el curso evolutivo del americanismo trucho, y además el marco de este artículo no sería el adecuado para dar verificación de tal proceso diacrónico. Y asimismo, manejo un diccionario que se publicó en Madrid en 1993; desconozco el Nuevo diccionario de americanismos e indigenismos, también del profesor paraguayo radicado en Argentina, título publicado en Buenos Aires cinco años más tarde (1998). Tómese en cuenta, más bien, que las palabras se mueven, se desplazan de un lugar a otro, de un país a otro: languidecen, cobran inusitado brío, casi desaparecen o llegan prácticamente a desaparecer. Están vivas. Pensemos, como elemental botón de muestra entre miles, en la palabra pibe, en femenino piba. Procedente de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, en Canarias se conoce desde hace décadas, con un matiz añadido al original de "chiquillo afectuosamente considerado". A saber: con el de novio o novia, pareja. En Canarias, pibe es en efecto novio, pareja, o novia, sobre todo en ambientes de clases populares. Y empero, ya se escucha menos que hace años ese referirse a mi pibe, mi piba.

Pero hasta aquí este breve apunte filológico; pasemos a la reflexión que bullía en mi cerebro antes que me surgiera la idea lo que acabo de escribir. 

     


“La corrupción, es en si misma un proceso de muerte… y un mal más grande que el pecado. Un mal que más que perdonar hay que curar”.

La “piedra de escándalo” de la cita anterior es, a mi juicio, la comparación entre la gravedad de la corrupción, según la entiende el santo padre Francisco, y el pecado. Desde la perspectiva del mensaje del Evangelio (desde el “ethos” y la soteriología del mensaje liberador de Cristo), no hay mayor mal que el pecado.
Sin embargo, a mí me parece que el Papa lo que he pretendido es usar una suerte de hipérbole para significar que la corrupción es irredenta: el corrupto por lo común se enfanga en la corrupción, esto es, es consciente de que hace el mal, mas lo desea seguir perpetrando. Y en este sentido, desafía al propio Espíritu Santo, pues se cierra a la posibilidad de la conversión personal y el perdón de Dios. Mientras que el hombre (varón y mujer) si es consciente de que peca por debilidad, por egoísmo, y sin embargo desea estar en paz con Dios y con los hermanos, lo que en consecuencia anhelará es vivir en gracia de Dios, hacer el bien, evitar las ocasiones de pecado; justo lo contrario a la persona que es corrupta, que se emperra, como ya queda dicho en esta breve nota, en el pecado, en la corrupción.

Me parece que este puede ser el sentido que el papa Francisco ha querido darle a la comparación entre las realidades de la corrupción y el pecado, escribiendo este discurso a la delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal que él ha recibido en el Vaticano.

Por lo demás, me resta señalar que aprovechar cualquier pensamiento, exhortación, escrito, propuesta, predicación o iniciativa del papa Francisco para arremeter contra él y contra su ministerio de sucesor de Pedro… Vamos, yo esto lo he vivido muy de cerca en foros de “progres” muy dados al ateísmo, el agnosticismo y el anticlericalismo visceral, en los que algunos se choteaban de papas como san Juan Pablo II o Benedicto XVI, a quien llamaban, a este último, incluso “Susan Ratzingerzeta”, entre otras lindezas, pero también es muy común entre tradicionalistas católicos que se creen la crema de la crema en la perfección católica. Y por ello no toleran que un “miserable y vil alimaña o culo gordo de marica de feria” -así alguno que otro he leído que se refiere al papa Francisco- no esté a la altura moral, espiritual y católica de ellos.

No sé cuántas veces he tenido ocasión de expresarme así, esto es, de expresar lo que expreso en el párrafo inmediatamente anterior a este. Con un ejemplo más "gráfico", botón de muestra: para algunas voces católicas de corte tradicionalista, el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández Tucho, actual rector de la Universidad Católica Argentina y amigo personal del papa Francisco, es un pelota, un lameculos del poder clerical, un trepa, un delfín del papa Bergoglio. Sin embargo, otras voces claramente más progresistas alaban la preparación intelectual de Tucho, su honda espiritualidad...idem supra

Ni idea sobre si sí o si no. Que la Iglesia está muy podrida, cierto: mundanizada, llena de apóstatas y de arribistas, atestada de tibios, carreristas y mediocres políticamente correctos, manipulada por mundanizantes y nepotistas sin entrañas de misericordia, no raramente asediada por eclesiásticos hipócritas y dañinos que se desempeñan como trepas descarados... Todo esto me parece dramáticamente cierto. Y yo mismo creo haberlo sufrido en mi vida. Pero de ahí a considerar que monseñor Fernández Tucho es una calimidad andante, trepa y lameculos, o que el papa Francisco es Judas Iscariote que día a día se dedica a maquinar cómo traicionar más y mejor a Cristo y a su Iglesia...

Hay y habrá personas de mejor o peor intención que se crean capacitadas para llegar a conocer con plena certeza rigurosa y documentada si monseñor Fernández Tucho es buen católico, buen teólogo y buen obispo -y hasta si es atento con sus pájaros de jaula, a los que es tan aficionado-, o incluso si el papa Francisco es buen sucesor de Pedro o es por contra el principal enemigo que hoy tiene la Esposa de Cristo... Al respecto de este asunto yo tengo mis opiniones, por supuesto, mi postura, mis temores también, mas no puedo ser categórico: yo creo saber sin ningún asomo de duda que desde la Diócesis de Canarias a mí me han jodido, puteado, despreciado, ninguneado, pero por más que me informo sobre el papa Francisco y también sobre monseñor Tucho, pongamos, no logro aprehender si estos son tan malos eclesiásticos como algunas voces católicas dicen; a lo más, puedo llegar a suponer o sospechar que el papa Francisco y su paisano y dicen que "protegido" monseñor Víctor Manuel Fernández Tucho en esto y en eso y en aquello otro pueden haber estado desafortunados, errados, pero de ahí, insisto, a lanzar condenas sumarísimas contra sus respectivas y consagradas personas...

Prefiero dejar que los tradicionalistas católicos despellejen al papa Francisco, si es lo que ellos estiman que deben hacer, seguir haciendo. De hecho, cuenta el teólogo valenciano José Ignacio González Faus, sacerdote jesuita y teólogo progresista, que un obispo le ha hecho la confidencia que sigue: "Rezá por mí, que la derecha católica me está despellejando", al parecer le habría dicho el Papa a ese obispo confidente del religioso y teólogo jesuita. Prefiero que intelectuales y vaticanólogos de la talla de Sandro Magister, entre otros autores mucho más informados de estos asuntos que yo, escriban sus críticas, rechazos y distancias con relación al pontificado de Francisco. Yo los leo, en la medida en que puedo, y contrasto lo que dicen con la visión más oficialista que sobre este papado brindan sitios de Internet como Zenit o Aciprensa, entre otros, y así extraigo mis propias conclusiones. Que nunca serán las de un experto en estos menesteres.

Pero que sí que son las de un puteado eclesial, especialmente, aunque no solo, por las autoridades canariensis. Y esta verdad mía, acrisolada por mi propia experiencia vital que nadie puede conculcar, va a misa, nunca mejor dicho. Y con esto no es que me baste, no, pero sí que es la verdad de la que creo estar firmemente seguro: puede que siga sin decidirme a creer a Sandro Magister, a los tradicionalistas católicos, a Wanderer y a otros en sus críticas cada vez menos veladas al papa Francisco, o decidirme a creer a los oficialistas que siguen alineándose con el actual sucesor de Pedro, que bastante sigo teniendo con haber sufrido el más implacable de los desprecios canariensis, menuda canallada (clericanallada): llevo más de 25 años cultivando una espiritualidad de encarnación o de conversión, en diversas organizaciones civiles y sobre todo apostólicas, católicas, siempre en tensión de fidelidad al Evangelio, la Tradición y el Magisterio; renuncié por ingenuo e idealista a mi trabajo como docente cuando ingresé en el Seminario Diocesano de Canarias, quemando las naves luego de haberme autoexcluido de las listas de la Consejería de Educación; atesoro cierta formación humanística interdisciplinar y experiencia docente: filosofía, teología, literatura, filología, historia de la Iglesia, personalismo comunitario, cine, arte, movimientos sociales, historia del movimiento obrero, escuela pública, escuela concertada, escuelas-taller, centros de menores, cooperativas de profesores; creo en la familia cristiana militante: iglesia doméstica, escuela de solidaridad, escuela de amor, abierta con generosidad a la vida (tener hijos según el plan de Dios: los que Dios conceda, sean 2, sean 10...), a la espiritualidad conyugal y a la justicia del Reino de Dios; estoy al día en la vida de la Iglesia, de modo que participo en foros, webs y blogs de Internet como apologeta de la fe católica en particular, y como joven escritor católico en general... Y sin embargo, pese a todas estas credenciales de mi vida, de mi trayectoria, solo he merecido el desprecio, el ninguneo y la indiferencia por parte de las autoridades eclesiales de la Diócesis de Canarias, aunque no solo de estas, también de otras diócesis y obispados.

Yo despreciado, ninguneado, difamado incluso, y empero la Iglesia atestada de trepas, figurones, mediocres, tibios, antimilitantes, medradores, laicistas, burócratas, mediocres políticamente correctos, feministas proabortistas, mundanizantes, carreristas, antinatalistas... Como para encima tener que conocer servidor con todo lujo de detalles y de veracidad o certeza y de rigor que en efecto el papa Francisco y monseñor Víctor Manuel Fernández Tucho, estrecho colaborador del primero, son calamidades andantes. Si lo son, peor para ellos y dramáticamente peor para la Iglesia. O si la Conferencia Episcopal Española es tan mediocre como dicen algunas de esas voces católicas tradicionalistas que es también la Conferencia Episcopal Argentina...

Se me escapa todo esto. De manera que lo que es yo, insisto en que no logro aprehender si en verdad lo son o no lo son; bastante tengo, ya he dicho, con haber sufrido la clericanallada que han perpetrado contra mi vida. De la manera más injusta, hipócrita e inmisericorde que quepa imaginar.     


 Coda



Mirad cómo se despedazan...

Enviado por caridad el Dom, 02/11/2014 - 01:44

Recopilación de bellas perlas cristinas tras 37 mensajes.
*
A Jemmys que dice que el Preboste (Preboste ya suena a adjetivo, y malo, la verdad) está en su derecho se le llama "submarino neocon" y le mandan "con su primavera a otro lado".
Al P. Bernardo, tras intentar calmar los ánimos y siempre con educación, se le llama "neocon incorregible con amor de tapar la verdad". Parece ser que neocon es el nuevo calificativo en sustitución de progresauro.
*
Además se llama a un obispo norteamericano, "Apóstol de Judas" (como cristiano no se me ocurre un insulto peor) al igual que a otros no identificados. Del Papa, que si es verdad la noticia, poco tiene que ver aquí y por supuesto se le llama por su apellido y en minúsculas en algunos casos, se dice que tiene sicarios y se le califica de siniestro. Al referido preboste se le llama veleta, además de miserable.
*


no se olvide de usted a la que se la llama troll.


No. A mi me han llamado aborto. Troll me lo llama usted. Ah, y Filomenta me llama Rubalcaba. Vaya. Gracias a todos y que tengan un buen Domingo.

Para que se vaya sabiendo, uno de los principales sicarios -de medio pelo, claro esta- de bergoglio es el rastrero lamezapatos de trucho fernandez.

Enviado por P. Bernardo Rod... el Lun, 03/11/2014 - 02:33

Por amor a Dios, ustedes se creen que sólo ustedes están con Cristo, ¡qué equivocados están! Fuera de su redil también se ama a Cristo, se defiende a Cristo, se vive a Cristo y se celebra a Cristo. Ustedes se creen los perfectos, sin mancha, las víctimas para ser ofrendadas a Dios como el Cordero Pascual.
Claro que defiendo los valores que la Palabra de Dios, la Tradición y el Magisterio que la Iglesia ha enseñado siempre y así la defenderé mientras viva, pero jamás lo haré bajo el paraguas de ustedes, lo siento, siempre me encontrarán bajo el paraguas de la Iglesia, en sus trincheras.
También me encontrarán defendiendo el derecho de ustedes al Rito Extraordinario de la Misa, que se llama "extraordinario" no porque sea magnífico, si no porque está "fuera de lo normal", y lo defenderé porque creo en la libertad de los hijos de Dios. Yo seguiré celebrando el Rito Romano de la Misa, tan digno y bello como cualquiera, sin jotas, ni cinismos fuera de tono. Y trataré de celebrarlo con la máxima dignidad posible, porque se trata del culto al Dios verdadero. La inmensa mayoría de la Iglesia, día a día, domingo tras domingo, así lo celebra y la Iglesia así nos lo pide.
Proclamo mi fe en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana... y no puedo creer en una iglesia cismática creada por un cismático como Lefevbre. ¿Está claro?
Lo que nunca me encontrarán es en el insulto, en la falta de respeto, en tratar a las personas como abortos, "trolls", idiotas, estúpidos, etc. Ese tipo de lenguaje no lo he visto ni en la cárcel.
Hablan de la fe y da la impresión que la teoría más o menos se la saben, pero de la práctica nada de nada.
Bendiciones


Yo que redacto estas líneas estoy también muy lejos de ser un católico ideal entusiasmado con He 4, 32-36 y Rom 12, 14-21. Mas me gustaría conocer quién se esconde detrás de Wolf Yautja. Ya he dicho alguna vez que a la luz de lo que suele escribir en cierta bitácora, debe ser un gigante de la fe de la talla de un santo Tomás de Aquino, lo menos. Solo que además despelleja a navajazo limpio a todo el que osa oponerse a su tesis de que Bergoglio -reputándose de católico el tal Wolf Yautja, a Francisco ni siquiera lo llama papa Francisco, el Papa, no digamos ya Santo Padre o similares- es una insufrible calamidad que está destrozando la Iglesia.

No puedo -ni debo, lo más probable- pretender pasar por alto que en mis escritos yo critico a menudo lo que me parece criticable de la Iglesia por injusto, nepotista, hipócrita, meramente mundanizante, antievangélico... Asumo todas esas críticas eclesiales mías, incluso a riesgo de errar con algunas de ellas. Pero hay formas y formas, me parece. Y sí: en los medios de comunicación de Internet dominados por los tradicionalistas (lefebvristas, filolefebvristas, sedevacantistas más o menos radicalizados, ultramontanos, carlistas, franquistas, neofranquistas...), creo que arrecian los insultos, las injurias y las descalificaciones sumarísimas espetados contra todo lo que en la Iglesia huele o huela a fidelidad a la enseñanza del Vaticano II, apertura, progresismo, movimientos sociales, izquierdismo, espíritu primaveral... Yo mismo no me considero progresista al uso: de hecho, un autor como Juan José Tamayo me parece ya tan radicalizado en sus posiciones progres antimagisteriales, que ya ni me preocupo en leerlo, y hasta me incomoda su cantinela de siempre -a mi juicio, falsa- pidiendo que la Iglesia se siga aggiornando: aborto sí, feminismo de género sí, homosexualidad sí, matrimonio ministerial para la mujer sí... Pero de ahí a llamar hereje, apóstata y hasta apóstol de Judas al cardenal y teólogo  Walter Kasper, como he leído en algunos sitios tradicionalistas... De ahí a aceptar la metralleta de injurias espetadas contra el exobispo argentino Jerónimo Podesta, quien habiendo sido padre conciliar en el Vaticano II y siendo titular de una diócesis argentina importante, acabó casándose con una mujer ya madre de seis hijos, divorciada: uno podrá compartir o no las ideas y decisiones vitales de alguien como Jerónimo Podesta, pero insultar, injuriar su persona, defenestrarlo absolutamente, no reconocer nada bueno en su trayectoria vital... Me parecieran actitudes fanáticas, meramente intolerantes, en las cuales no es tan difícil no incurrir (mea culpa), y en las cuales suelen incurrir de hecho los extremistas, los extremismos: extrema derecha, extrema izquierda, los extremos que se tocan... 

Por eso hago mío, con algunas matizaciones que ahora no vienen al caso, la reflexión-confesión que reproduzco del forista que firma como P. Bernardo Rod..., que es además un sacerdote de perfil conservador, solo que, como bien dice este en su comentario, a menudo pareciera que algunos -o tal vez, muchos- que se mueven en el entorno ultratradicionalista católico permanentemente no hacen sino afirmar que fuera de la misa tridentina o en latín no hay salvación posible: los del Vetus Ordo Missae serían el único remanente de la verdadera Iglesia de Cristo, no contaminada por el diabólico y protestantizante Vaticano II, y el 99% de católicos restantes que asisten a las misas según el Novus Ordo Missae, estaríamos irremediablemente perdidos y enfangados y no pasaríamos de ser sino unos flojos. O dicho aun de otra manera: sin papolatría alguna, el Papa es en la actualidad Francisco. En el año 1936, pongamos, era Pío XI, llamado el papa de las encíclicas por tantas y tantas que escribió. Pero hoy a principios de noviembre de 2014 es Jorge Mario Bergoglio, esto es, Papa Francisco. Y aunque este lo esté haciendo mediocremente, o muy malamente como sucesor de Pedro -supongamos-, es el Papa. Y por ello solo, merece un respeto que al parecer católicos descomunales como Wolf Yautja y otros de hecho le niegan.  

Entre los tradicionalistas católicos me parece muy común esta actitud: se suelen considerar tan rigurosamente puristas, tan íntegros, tan rigoristamente perfectos, tan inmaculada y sumamente católicos que..., que como ellos no hay dos. Ni san Juan Pablo II, no digamos san Juan XXIII (a este siguen sin perdonarle que fuera gordo, que le gustara la buena mesa, el buen vino de vez en cuando y hasta fumarse algún que otro puro), escapan del rigor purista de estos tan beneméritos hermanos católicos que se consideran la flor y nata de la Iglesia. Con el resultado obvio de que todos los que no somos exactamente así como ellos les parecemos mediocres, poco católicos, anticatólicos, o hasta pérfidos. Y lo curioso es que frente a la militancia social de muchos que aún se denominan comunistas, anarquistas, socialistas y en general activistas sociales (ante no pocos de los cuales yo que escribo estas líneas no me considero digno de desatarles las sandalias, en expresión del filósofo francés Emmanuel Mounier), los católicos tradicionalistas por lo común no hacen nada por la solidaridad, los derechos humanos, la promoción de la justicia: no es raro que reputen que casi todas estas iniciativas son de índole masónica, y por lo tanto desechables para un católico. De manera que sea quien sea el dueño de Wolf Yautja, es católico tradicionalista, o se manifiesta verbalmente como tal. Y servidor no conoce al señor (¿o señora?) Yautja, pero sí tiene el gusto, placer o displacer de conocer a un puñado de católicos tradicionalistas, insisto, de esos que son devotos de la misa en latín o tridentina, también llamada según el misal de san Pío V, respaldada por el motu proprio Summorum Pontificum del emérito Benedicto XVI. Pues esto: no me parece que los tales tradicionalistas que creo conocer, fuera de la reivindicación de esa misa -cuyas virtudes no se me ocurre conculcar, ¡faltaría más!-, poco más manifiestan hacer por el Reino de Dios y su justicia. Que me parecen conservadores hasta en el desprecio que hacen de comprometerse en la lucha por la justicia del Reino. Y empero algunos de tales tradicionalistas católicos escondidos tras alias...

No entiendo. Será que un buen número hay de entre esos tradicionalistas que, amén de ser tradicionalistas o precisamente por serlo, son esforzados militante en pro de la justicia del Reino (el Reino de Dios y su justicia), son solidarios y compasivos con los pobres... y por esto mismo creen tener bula para atacar a todo católico que les parezca de izquierdas, progresista, primaveral, conciliar, o hasta neocón.

Pero de verdad, sigo sin entenderlo del todo.


3 de noviembre, 2014. Luis Henríquez Lorenzo:
profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.  

No hay comentarios: