jueves, 8 de marzo de 2018

"El rostro como irreconocible de la Esposa"
 
 
 
La militancia cristiana, que es la actitud contemplativa y de lucha coherente con la fe que se siente asumida, hoy día brilla por su ausencia en esta Iglesia. Desde la cúpula hasta la base, abunda la mediocridad en el compromiso cohesionado entre fe y vida; abunda el carrerismo eclesiástico; abunda la mentalidad laicista o mundana, tibia, acomodaticia; abunda la mentalidad antivida o antinatalicia, para más inri en una Europa que es un desierto demográfico en el que por cada bebé bautizado, se registran varios nacimientos de miembros de la comunidad musulmana; abundan los progres más o menos adeptos al marxismo cultural, los arribistas y los apóstatas abundan, sobresalen...
 
 
Y como trasfondo de todo este patético escenario, la inconsolable impresión de que muchos pastores de la Iglesia, como aletargados, anestesiados por el espíritu mundano imperante, ya ni reaccionan ante esta debacle fruto de la Gran Apostasía: impotencia, crisis de fe, como si se los hubiera tragado el mundo, sal que se ha vuelto sosa, connivencia con el espíritu mundano, apostasía que los atenaza... En definitiva, la Gran Apostasía profetizada, que pondrá a prueba la fe de muchos. Image result for militantes
 
 
Que la está poniendo: un testimonio al que en varias ocasiones me he querido referir en algunos de mis escritos, veamos. Conozco los casos de varios militantes católicos que llevan lustros, décadas incluso, cultivando una espiritualidad de conversión o encarnación fiel a Cristo y a su Iglesia, con no poco entusiasmo. Enraizados en la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio, defienden la familia militante como Iglesia doméstica o escuela de solidaridad abierta a la vida (tener hijos según el plan de Dios, esto es, desde la generosidad), y son apologetas de la fe católica en Internet  y ellos asimismo cuentan con una significativa formación intelectual interdisciplinar: filosofía, filología, teología, historia, literatura, experiencia docente... Pues bien: todos ellos militantes católicos se decidieron, en diversos momentos graves de sus respectivas vidas, a pedir "ayuda, comprensión, una oportunidad laboral a la Iglesia", y la respuesta, invariablemente, por parte de todas las autoridades e instancias  eclesiásticas a cuyas puertas se tocó, fue la indiferencia, los oídos sordos, las entrañas duras e inmisericordes...
 
 
A ellos nada, ni agua. A ellos que creían contar con las credenciales a que he hecho referencia (alguno que otro de estos casos que relato, hasta perdió su trabajo por ingenuo e idealista confiando en que los curas lo ayudarían en caso de necesidad, ¡iluso!), les han pagado con la indiferencia, en tanto cantidad de trepas, arribistas, carreristas, antinatalistas, laicistas mundanos, burócratas antimilitantes, mediocres políticamente correctos, tibios, ultraprogres y apóstatas en grado diverso, en lo profesional vivían y viven de la Iglesia: sanidad, educación, Cáritas, servicios sociales...
 
 
¿Se me sigue hasta aquí? ¡Pues estos son algunos de los muchos  frutos podridos de la Gran Apostasía! Frente a las cuales, sin embargo, nunca se insistirá lo suficiente en la buena nueva que supone que aún siga habiendo hijos e hijas de la Iglesia entusiasmados con el Evangelio por esos mundos de Dios: son la Iglesia Remanente, fiel al Señor, a pesar de esta Gran Apostasía que desfigura el rostro de una esposa que es barco que hace aguas por todas partes, como a la deriva, guiada por un Papa contra el que se levanta un clamor en Internet, prácticamente desde el minuto uno de su pontificado. Clamor que es ya imposible acallar: cada vez más hijos e hijas de la Iglesia, encabezados por intelectuales católicos de sobresaliente nombradía intelectual (los hermanos Caponnetto, Mario y Antonio, argentinos, los vaticanólogos Sandro Magister, Antonio Socci, Roberto de Mattei y Marco Tosatti, entre otros), de manera singularizada y combativa a través de bitácoras y sitios de Internet,    un día sí y otro también no desean callar por más tiempo la perplejidad, el escándalo y el espanto que les produce el que juzgan, sin dudar ya un ápice, como deplorable pontificado de Jorge Mario Bergoglio.

  
 
 
8 de marzo, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.   

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