lunes, 14 de mayo de 2018

anastasio bienvenido
Su comentario está a la espera de ser aprobado por el moderador, tal vez por ser el primero


Este artículo de Juan José Tamayo Acosta me parece sencillamente infamante; lo sepa su autor o no lo sepa, me parece eso, infamante. Hasta el extremo de que me pregunto si contiene un átomo de verdad, una brizna de fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, algo así como un soplo. Y conste que trataré de pasar por alto lo irrespetuoso que resulta contra la persona del Papa.

Yo también creo en la realidad de la Iglesia pecadora, casta meretriz, necesitada de permanente reforma, que ha de incluir una posible reforma del papado y hasta del Estado del Vaticano. Pero pretender legitimar el uso “indiscriminado” del preservativo ni es un bien por sí solo, ni es, sobre todo, una práctica coherente con la doctrina de la Iglesia católica. Es más, se me hace que no es coherente ni siquiera con una ética cristiana ecuménica. El que mucha gente de nuestra sociedad eche manos de la anticoncepción, fieles católicos incluidos, no es motivo en absoluto por sí solo para legitimar el uso del preservativo; obviamente, se necesitan otros argumentos de peso más allá de la simple constatación estadística.

En su libro La luz del mundo parece ser que Benedicto XVI revela que ni lleva consigo cartera con dinero -se podrá señalar que es que en realidad no le haría falta, pues el Papa no suele ir a comprar el periódico al kiosko de la esquina, la verdad- ni tiene cuenta corriente bancaria alguna. De modo que yo preguntaría a Tamayo, autor del infamante y antievangélico y anticatólico “El cuerpo es pecado”, si él va así de ligero de equipaje por la vida, él que tanto denigra al Papa. Cuando imparte una conferencia ¿cobra su buena pasta por ello? Como profesor universitario ¿cuál es su sueldo?

Increíble que en nombre de la libertad de expresión y la reforma del catolicismo se puedan publicar artículos infamantes como el titulado “El cuerpo es pecado”.


atrio

No hay comentarios: