lunes, 14 de mayo de 2018

"De quilla a perilla asumo hoy estas palabras mías de hace casi nueve años" 

 
 
 
A mi juicio, todavía mucho más grave que lo que puedan zaherir a la Iglesia católica, santa y pecadora (siempre santa y pecadora) individualidades como Enric Sopena y otros de su misma cuerda ideológica, es lo que puedan causar plataformas aglutinadas en un frente común dizque eclesial.
 
 
 
A ver, un ejemplo: el aborto, tan de actualidad por la macromanifestación del pasado sábado en Madrid. Hay grupos cristianos que se reivindican de izquierdas (más a la izquierda que los progres, si tenemos en cuenta su compromiso solidario, que supera el alcance de la Pobreza Cero, pongamos, movida progre donde las haya) que se declaran contrarios al aborto; se hicieron presentes en Madrid. Y empero, todos los artículos que sobre el aborto han publicado estos dos o tres días últimos las bitácoras progreeclesiales a que he tenido yo mismo acceso, silencian la presencia de tales grupos católicos en la manifestación del pasado sábado en Madrid, en la que, ciertamente, debía haber una mayoría de grupos de los llamados conservadores o de derechas (Opus Dei, carismáticos, Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación...), solo que también debió haber, seguro, miles de votantes del PSOE, gentes de pensamiento más bien de izquierdas, no creyentes, personas sin duda muy solidarias en su compromiso de entrega y servicio a los empobrecidos. Y contrarias al aborto.Resultado de imagen de pobreza  cero
 
 
 
Y es que las medias verdades a menudo se convierten en las mayores y más gruesas de las mentiras. Por lo que a mí respecta, ciertamente intento extraer información y formación espiritual e ideológica por medio de Internet de páginas muy diversas (de extrema derecha, de derecha, de centro, de izquierda, de extrema izquierda). Sin embargo, de verdad que no puedo entender cómo se puede, desde una plataforma que se dice cristiana, mantener una postura sobre el aborto que está al margen de la Revelación, del Magisterio, de la experiencia espiritual de los santos y santas, de la evidencia científica...
 
 
Una cosa es la duda, el vivir el drama que supone el aborto, la propia tentación de abortar; otra, hacer apología del aborto, exigida además con plenitud de garantías jurídicas y sanitarias, al margen, insisto, de la Sagrada Escritura, el Magisterio, la Tradición, las grandes corrientes de espiritualidad cristiana y católica; en definitiva, al margen de la opinión sobre el aborto de figuras modernas del cristianismo en general y de la Iglesia católica en particular tan excepcionales como Carlos de Foucauld, Dorothy Day, Gillermo Rovirosa, Emmanuel Mounier, el B. Juan XXIII (tan alavado, por otra parte, por la progresía), Dom Hélder Cámara, Oscar Romero, Vicente Enrique Tarancón, Gianna Beretta Moya, Martin Luther King Jr. Y tantas otras personalidades: todas contrarias al aborto. Y todos personalidades progresistas en el verdadero y no manipulado sentido de la palabra progresista.
 
 
 
Creo asimismo que por lo que a mí respecta trato de ser una persona dialogante (y no siempre lo conseguiré, lo admito, pues soy frágil y pecador, por ende a menudo apasionado, visceral), solo que es que no puedo entender cómo es posible que en el seno de la Iglesia católica se pretenda que convivan, de una parte, los que, más de derechas o de izquierdas, tratan de ser fieles al Magisterio en la controvertida y espinosa cuestión del aborto (porque a su vez el Magisterio sostiene que su apoyatura doctrinal procede de la Revelación, la Tradición viva de la Iglesia, el eximio ejemplo de los santos y santas y las grandes corrientes de espiritualidad cristiana, más el apoyo de la evidencia científica), y de otra, los que desde dentro de la Iglesia católica se oponen sistemáticamente a las enseñanzas de la Iglesia, cum Petro et sub Petro.
 
 
 
A menudo y por más que sé que tal logro es un imposible, me quiero imaginar al propio Hijo de Dios contemplando la sangrante herida abierta en las carnes de su Esposa en el mundo. Lo que sabemos es que Cristo Jesús le pidió a Pedro que cuidara de sus hermanos en la fe, vamos, que pastoreara la Iglesia; y hoy, extrañamente, contemplamos una realidad consistente en innúmeros fieles que, más allá de las lógicas dificultades en la vivencia de la fe, dificultades que te pueden llevar en ocasiones a no comprender ni asimilar en la vida fácilmente determinados postulados de esa misma doctrina de la fe católica, a lo que se dedican es a discrepar como por sistema de todo lo que procede del Papa y de los obispos en comunión con él. Es cuando menos extraño. Pero sobre todo es enigmático y puede que escandaloso" para muchos.
 
 
 
Y aun una última consideración, esta de índole subjetiva mía, muy personal. Entiendo que a los demás pueda no decirles nada el que yo afirme con bastante garantía de certeza por mi parte que el solo hecho de que en esta página llamada Infocatólica me publiquen mis comentarios, a menudo largos, a mí que no soy precisamente, creo, un católico tradicionalista ni de derechas, revela que desde aquí no son tan sectarios ni tan cerrados al diálogo como por sistema se afirma desde páginas como El Plural y otras por el estilo, que sí se comportan de manera descaradamente sectaria, puesto que ni te contestan siquiera cuando les envías alguna colaboración. Ni te contestan.
 
 
 
Así que como les estaba contando, para mí sí que es importante que me publiquen los comentarios, ahora que al menos puedo hacerlo (seguro que llegarán épocas pronto en que tendré que verme obligado, digámoslo así, a dejar de hacerlo, el escribir comentarios por aquí), y no solo por satisfacción personal sino porque entiendo que ello es una manera de confesar con hechos que se está por la labor de dialogar en busca amorosa de la verdad que permanece en la Iglesia (20/10/09 12: 42 am).
 
 
 
4 de junio, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
 
 
 
 
 

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